martes, 2 de noviembre de 2010

EL ESTILO ÉPICO ORAL


EL ESTILO EPICO ORAL.

   Algunas características del estilo de los Cantares de Gesta, son:
- Uso de "epítetos rituales": "El que en buena hora nació", que se aplica al Cid. Es un rasgo que lo identifica y que siempre le acompaña. (En la épica griega, "Aquiles el de los pies ligeros", "el astuto Ulises"...).
- Diálogos: Su inserción ayudaba a dar cuerpo a los personajes y dramatizaba la recitación. "Pues comed, Conde, comed, que en cuanto estuviéreis harto,(...)"
- Invocaciones a los oyentes para implicarlos en la historia: "(...bien oiréis lo que dirá:..."
- Invocaciones al cielo:"Grado a ti, señor padre, que estás en alto!..."
- Uso de expresiones "señaladoras" para ayudar a visualizar las escenas: "Allí viérais tantas lanzas..." "Afévos (heos aquí) doña Ximena con sus fijas do va llegando".
- Enumeraciones descriptivas:
"(...) tantas adargas hundir y traspasar
tanta loriga abollar y desmallar
tantos pendones blancos de roja sangre brillar
tantos buenos caballos, sin sus dueños andar".
- Parejas de términos o de elementos sintácticos:"...muy fuertes y duras son".
- Uso variado y libre de los tiempos verbales:El juglar alterna el pretérito perfecto simple, propio de la narración, con verbos en presente, que le sirven para hacer más gráfica y presente la acción que se está contando.
"Sujetan los escudos ante de sus corazones,
inclinan las lanzas envueltas en pendones,
agacharon las caras debajo de los arzones,
(...)"
  
Cercado el Cid en Alcocer por los príncipes Fáriz y Galba, enviados por el rey moro de Valencia, se entabla una fiera batalla y los cristianos vencen a los moros. Es el primer gran éxito militar del Cid y el inicio de su triunfo frente a la adversidad.

(T5)              Batalla de Alcocer.

   Fíjate bien en los recursos que utiliza el juglar para contar una batalla ante un público atento y conseguir que los oyentes la vivan como si la vieran en directo o participaran en ella.

"Pronto embrazan los escudos/ delante los corazones;//
las lanzas preparan bajas,/  unidas a los pendones;//
las caras van inclinadas,/ encima de los arzones;//
y al combate se preparan/ con muy fuertes corazones.//
Con grandes voces los llama/ el que en buena hora nació://
-Al combate, caballeros,/ por amor del Creador!//
Yo soy Ruy Díaz el Cid/ de Vivar, Campeador!//
Todos atacan las filas/ donde Bermúdez entró.//
Trescientas lanzas combaten,/ cada una con su pendón;//
cada cual un moro mata/ de un solo golpe que dio;//
cuando otra vez arremeten,/ otros tantos muertos son.//
Tanta lanza allí veríais/ hundir, y bien pronto alzar;// tanta adarga en aquel caso/ romper y agujerear;//
tanta loriga deshecha/ de parte a parte pasar,//
y tanto blanco pendón/ rojo de sangre quedar;//
y tantos caballos buenos/sin sus dueños allí andar.//
Los moros gritan:Mahoma!/ Santiago!, la cristiandad.//
Por el campo derribados/ en un poco de lugar,//
mil trescientos moros muertos/ más o menos allí están.// (...)
A Alvar Fáñez el Minaya/le mataron el caballo.//
Muy bien que en su ayuda van/ las mesnadas de cristianos.// La lanza tiene quebrada,/ y a la espada metió mano;//
aunque a pie ha de combatir,/ muy buenos golpes va dando.// Cuando lo vio nuestro Cid/ Ruy Díaz, el Castellano,//
se acercó a un justicia moro/ que montaba buen caballo;// diole tal golpe de espada/ con la diestra braceando//
que le partió la cintura,/ y la mitad rodó al campo.//
El Cid al leal Minaya/ íbale a dar el caballo://
-Cabalgad, mi buen Minaya,/ sois de mí el derecho brazo!//
(...)
Ya se vuelven del combate/los de aquel afortunado.// Cabalgaba nuestro Cid/ montando su buen caballo.//
Lleva una cofia fruncida./ Oh Dios, cómo es bien barbado!// La capucha, echada atrás;/ la espada lleva en la mano.//
Y dijo viendo a su gente,/ cuando allí se iban juntando://
-Demos las gracias a Dios,/ Aquel que está en lo más alto,// por haber esta batalla/ con victoria terminado.


Celebradas las bodas, los Infantes no se sienten a gusto en Valencia. Demostrada su cobardía, se vuelven a Carrión con sus esposas y, llegados al robledal de Corpes, las maltratan brutalmente. El Cid consigue de su rey venganza contra los de Carrión, casa a sus hijas con los Infantes de Navarra y Aragón y acrecienta su gloria y la de su familia.

(T7)Comienzan a golpearlas/ los Infantes de Carrión;//
con las cinchas corredizas/ las azotan con rigor;//
con las espuelas agudas/ les causan un gran dolor;//
les rasgaron las camisas/ y las carnes a las dos;//
allí las telas de seda/ limpia sangre las manchó;//
bien que lo sentían ellas/ en su mismo corazón.//
(...)
Tanto allí las azotaron!/ sin fuerzas quedan las dos.// Sangre mancha las camisas/ y los mantos de primor.//
Cansados están de herirlas/los Infantes de carrión.// Prueban una y otra vez/ quién las azota mejor.//
Ya no podían ni hablar/ doña Elvira y doña Sol.//
En el robledo de Corpes/ por muertas quedan las dos.

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