miércoles, 7 de marzo de 2012

Relato. MÓNIKA TASHKOVA

Hace 1 semana, más o menos, le sucedió algo terrible a una niña junto a su familia y a su perro Jerry. Un sábado, como un día normal, decidieron salir  a dar una vuelta y ya de paso pasear a su perro. Eran las ocho de la noche, cuando salieron de su casa. No mucho tiempo después, pasaron por un callejón que parecía no tener salida.
-         Tengo miedo – dijo la niña a su madre en el oído –
-         Tranquilízate hija, no es más que un simple callejón y si vemos que no encontramos la salida, volveremos por donde hemos venido y ya está – la madre intentó tranquilizar a su hija.

Como vieron que no encontraban la salida, tal y como su madre había dicho dieron media vuelta, e intentaron volver por el mismo camino por el que habían venido. Lo raro era que nadie se acordaba por dónde habían pasado antes; todos estaban un poco confundidos por miedo de que se hubieran perdido, y además no tenían ninguna linterna ni se habían llevado sus móviles ni nada para poder ver algo, ya que todo estaba muy oscuro.
Pasó un tiempo, ya eran las nueve de la noche, lo cual significaba que ya había pasado una hora desde que habían salido de su casa. La mitad de esa hora se la pasaron intentando salir por aquel extraño callejón, pero nada, no encontraban la salida.
-         Mamá, tengo mucho miedo – le volvió a susurrar la niña a su madre –
-         ¡Claudia! Para de lloriquear porque entonces nos vas a poner a mí y a tu madre nerviosos, ¿vale? – le contestó su padre –
Poco después se oyó un extraño ruido, ¡PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPUM! La niña gritó, se dio media vuelta y notó que estaba sola en aquel callejón. No estaban ni su madre, ni su padre, ni Jerry, su perro.
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-         ¿Mamá? ¿Papá? ¿Hay alguien?
No le contestaba nadie. Se echó a llorar, se puso mucho más nerviosa de lo que estaba antes.
Miró a ver si había alguien, y exactamente ahí, había una persona apoyada en la pared.
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Se acercó corriendo, para ver quién era y pedirle ayuda.
-         Perdona, ¿puedes ayudarme? , tengo mucho miedo, hace 5 minutos como mucho estaba aquí con mi madre y con mi madre y mi perrito Jerry, pero me di la vuelta y, y, y…. ¡NO HABÍA NADIE!
-         Mira niña, cada persona que entre en este callejón corre un grave peligro,  es muy difícil salir, tiene muchas trampas que es casi imposible inevitarlas…
-         Una vez que hayas entrado aquí es mejor ir olvidándote de ver la luz del día.
-         Espera, ¿¡QUÉ?! Me estás diciendo que mi familia ya, ya, ya…
-         Sí, eso mismo pequeña. Tú vas a poder salir de aquí. Muy poca gente lo hace, pero tú sí lo vas a conseguir porque si no hubiera sido así ya no estarías aquí. Tienes que advertir a tus amigas y amigos de que no se acerquen aquí, porque a alguno de ellos no le importará mucho, pero a los otros… No todos tienen la misma suerte, y en este caso lo han pagado tus padres y tu perro.
-         ¿Has sido tú quien me ha ayudado a que yo vaya a salir viva de aquí?
-         Así es. A veces consigo que la gente salga de aquí, pero a veces no sale todo a la perfección.
-         Y entonces, ¿por qué no has conseguido que mis padres salgan vivos de aquí?
-         Como te he dicho, no siempre puedo hacer todo lo posible. Agradece que tú vas a poder salir de aquí, y ya sabes que no se te ocurra por segunda vez entrar en un callejón.
-         No lo voy a hacer, desde que ha pasado esto, no lo voy a volver a hacer.
-         A lo mejor cuando salgas del callejón, no te vas a acordar de todo, y si no lo haces te va a ser bastante difícil vivir ya que no vas a tener la menor idea de lo que ha pasado. Vete ya porque no quiero que te pase algo a ti también.
-         Vale, ya me iba, no quiero estar ni un segundo más aquí.
-         ¡Y que ni se te ocurra volver!
-         Vale, adiós y gracias.
La persona hizo que la niña saliera en un abrir y cerrar de ojos. Al salir la pequeña se acordaba de todo, se lo contó a sus amigos, no muchos la creyeron, pero los que no lo hicieron para burlarse fueron al callejón y pagaron con las consecuencias.
Desde entonces la niña, no volvió a ir a un callejón ni volvió a tener otro perro.






1 comentario:

  1. Lucía González. Yo no pasaría por ese callejón. :D

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